Maridaje divino
Maridaje divino o tomar el vino más adecuado posible con los alimentos que tomamos convierten una comida cotidiana en algo especial. El vino es una bebida que está en la mayoría de los casos asociada a la comida. Aunque en ocasiones se toma solo, lo más habitual es que el vino acompañe a las comidas.

Maridaje divino como arte y armonía
El arte de combinar o armonizar vino y comida es relativamente nuevo. Antiguamente no se prestaba demasiada atención sobre si el vino “casaba” (de ahí la palabra maridaje) con los alimentos que se iban a consumir. Las tradiciones gastronómicas de cada lugar se regaban con los vinos de la zona.
Sin embargo, en los últimos años el acceso a mayor información y conocimientos sobre la materia, y la mayor variedad de vinos elaborados, ha provocado que sean más las personas interesadas en armonizar el vino y la comida. Porque maridar los alimentos con un vino adecuado es añadir un plus, aporta elegancia, armoniza y eleva una simple comida en una experiencia para los sentidos.
Debido a esto, poco a poco encontramos más restaurantes que cuentan con un sumiller. Son los especialistas sobre el vino a escoger.
Qué pautas nos permiten disfrutar de un “maridaje divino”
El objetivo de estos consejos es ayudarnos a encontrar la combinación adecuada. De tal modo que los sabores de los alimentos y los aromas y sabores del vino al reaccionar entre si, se vean potenciados y generen una conjunción y unas sensaciones placenteras para el paladar.
Se puede definir el maridaje como el equilibrio entre el vino y los alimentos a tomar.

Cuáles son los tipos de maridaje
Maridar por asociación
Es decir buscando puntos en común entre vino y plato. Es el caso, por ejemplo, de combinar un postre con un vino dulce. O un plato cocinado con vino y beber el mismo vino. O pescados y carnes blancas con vinos blancos o tintos de poco cuerpo.
Se trata de encontrar vinos y platos con características lo más similares posibles y que se complementen y armonicen lo mejor posible.
Maridar por contraste
En otras ocasiones se trata de lo contrario. Maridar por contraste. De tal modo que el vino sea contrapunto a la comida.
Un ejemplo es consumir vino dulce con queso fuerte. El dulzor del vino es tan distante al sabor salado del queso que las sensaciones que producen sorprenden a nuestro cerebro.
O un vino blanco fresco que mitigue el ardor de algunas comidas picantes, o incluso carnes fuertes y densas, como puede ser carne de caza.
Qué orden hay que seguir
El orden es importante en el maridaje. Así con los aperitivos es idóneo consumir vinos ligeros como blancos o rosados frescos, fáciles de beber. Conforme avanza la comida en fuerza aumentar también la del vino. Así hasta el postre donde daremos un giro en la intensidad para facilitar la sobremesa.
Si se trata de verduras cuál es el maridaje
Para verduras se aconseja tintos jóvenes que no tapen el sabor de la comida. Sin embargo, para legumbres, al ser un plato más potente, se aconseja un tinto Crianza.
Cuál es vino adecuado para pescados y mariscos
En el caso del pescado el vino adecuado variará en función tanto de la variedad de pescado como en el tipo de cocinado.
Así los pescados blancos con un bajo porcentaje en grasa (2%) se saborean mejor con un vino blanco joven. Para los pescados azules con un porcentaje superior de grasa (5%) se recomienda un vino blanco con cuerpo o fermentado en barrica y también un tinto joven.
Capítulo aparte merece el marisco, ya que a los clásicos “albariño” o “ribeiro”, que maridan estupendamente, se han sumado voces últimamente que recomiendan cava o champagne. Será cuestión de probar.
La fuerza viene con las carnes
En cuanto a las carnes, también se debe tener en cuenta el tipo de carne y su forma de elaboración.
Para carnes blancas se recomiendan vinos tintos jóvenes, salvo que sean guisadas con salsas potentes o especias en cuyo caso un tinto Crianza iría muy bien.
Para las carnes rojas, contundentes, se recomienda un Reserva o incluso un Gran Reserva, si la situación lo merece.
En los postres viene la sorpresa
Para terminar cada vez es más común degustar un vino dulce con los postres. Incluso los vinos tintos Crianza maridan muy bien con postres a partir de chocolate negro. Vinos dulces con salados quesos. Espumosos afrutados o cavas con frutas naturales como fresas, cítricos etc. Pero tened en cuenta las tres claves más importantes en este tipo de vinos que son la Intensidad, la Acidez y el dulzor. Tratad de jugar estas tres variables con las correspondientes del postre en sí y será una agradable sorpresa.
Pero el maridaje es también cuestión de gustos
En cualquier caso, el maridaje es también una cuestión de gustos. El mejor consejo que podemos dar es experimentar. Probar diferentes texturas, sabores y aromas que nos permitirán encontrar nuestro “maridaje ideal”. No olvidar que en el camino también está la “felicidad” y que hay infinidad de posibilidades.
Maridaje para principiantes
Una norma de oro del maridaje recomienda consumir un vino que nos guste tomar solo y a partir de ahí experimentar qué tal combina con nuestras comidas favoritas.
Así que ya sabéis, probad, experimentad, valorad y sobre todo no dejéis de disfrutar de nuestra bebida favorita, pero siempre con moderación y solo si eres mayor de edad.
¡Salud!