Cómo Disfrutar Con La Cata
Si quieres saber cómo disfrutar con la cata sigue leyendo. Porque a veces da la impresión de que la cata de vinos es algo exclusivo de expertos encorbatados, serios y concentrados evaluando con rigor absoluto un determinado vino. Por ende lo califican con una puntuación que no sabemos muy bien en base a qué. Pero en realidad es más sencillo de lo que parece. Y no decimos con esto que el noble arte de la cata sea fácil. No. Pero sí que proponemos aprender, con relativa facilidad, cómo disfrutar de una cata sin necesidad de ser grandes expertos. Aunque si te inicias en ella ya habrás dado el primer paso para conseguirlo.
Una explicación concreta, veraz y contundente para definir este arte podría ser la siguiente. Catar un vino consiste en someterlo a nuestros sentidos, acometiendo un análisis organoléptico, por el cual enjuiciamos sus propiedades y cualidades.
Al probar los vinos debemos descubrir su composición. Tiende más a ser un arte más que una ciencia. Al demandar una sensibilidad y sutilidad capaces de transmitir incitantemente una efímera impresión.
Catar, experimentar, disfrutar
El método para iniciarse en la técnica no resulta complicado, es más comprometido conquistar su destreza. Obtener cierta práctica incita al correcto empleo de los sentidos, acrecentando la competencia de nuestro sistema nervioso.
Durante los inicios en el cautivador mundo de la cata resulta imprescindible dedicar cierta concentración y objetividad. Prestando consideración al sorbo. Prescindiendo de los posibles prejuicios, dejándose llevar por el sentir de esta. No todos los paladares son idénticos, por lo que surgen diversidad de opiniones sobre el mismo vino. Pero no te olvides de que lo importante es disfrutar de la cata.
En la cata un componente trascendental y evidente es el vino contenido en la copa, pero no el único. Influyen asimismo el ambiente, la compañía, el estado de ánimo, las viandas, la copa y la temperatura del vino. Hecho que justifica por qué existen ocasiones en las que el mismo vino resulta más placentero que en otras.
Resulta aconsejable elegir el momento propicio para efectuar la cata. Practicarlo con el estómago vacío sería lo idóneo. Evitando su distorsión al poseer la nariz y el paladar despejados de aromas o sabores inoportunos. Aun así, el primer sorbo es destinado al equilibrio del paladar, dando paso al segundo que será el que se analice.
Preparatorios para disfrutar de la cata
Evidentemente, el evento comienza descorchando la botella. Una vez abierta examinamos su corcho. Elemento compuesto por material leñoso que tiende a secarse y contraerse con el transcurrir del tiempo. Razón por la cual las botellas de vino hay que conservarlas siempre en posición horizontal. Manteniendo el corcho constantemente envinado. En él observamos su flexibilidad y los diferentes aromas que va adquiriendo el vino. Pudiendo detectar incluso si éste está contaminado, sensación igualmente detectable en copa por vía nasal.
Como es de suponer, en este mundillo inevitablemente, existen dos tipos de cata. Una para profesionales y otra para consumidores amateurs.
Vamos a profundizar en la cata profesional, en la que los expertos paladean con gran dedicación diferentes tipos de vino. Para posteriormente redactar sus sensaciones y asignar sus evaluaciones.
Factores para disfrutar de una cata eficaz
Para una verdadera y eficaz cata son imprescindibles varios factores. Primeramente, poseer los sentidos de gusto, olfato y vista en óptimas condiciones. Disponer del habitáculo perfecto: bien iluminado, silencioso, con buena ventilación, carente de olores y con temperatura media. Los recipientes “copas-catavinos” destinados a tal fin deben ser transparentes e incoloros para concebir su matiz y brillantez. Intentando sostener siempre la copa por su base o tallo, esquivando el influjo de nuestra temperatura corporal sobre el vino.
Los diferentes vinos agradecen su degustación a sus correspondientes temperaturas. Blancos jóvenes y Cavas entre 6 y 9 ºC. Blancos de barrica y rosados entre 10 y 13 ºC. Tintos jóvenes entre 14 y 16 ºC. Tintos crianzas y reservas entre 16 y 18 ºC. Los vinos dulces entre 7 y 10ºC.
Es fundamental conocer que los cambios bruscos de temperatura tienen la capacidad de perjudicar el equilibrio de sabor y particularidades del vino. Su atemperado debe de llevarse a cabo de forma gradual.
El agua y el pan son buenos compañeros de la cata. Limpian el paladar, previniendo su saturación, conforme se va catando cada vino. Es aconsejable que el agua sea natural y el pan blanco para neutralizar el paladar.
Una vez alcanzados los objetivos hasta ahora citados, nos disponemos a iniciar la cata con absoluta garantía.
La cata visual
Para ello emplearemos los sentidos en un orden establecido. En primer lugar, figura el aspecto visual, mediante el que revelamos infinidad de información sobre el vino a valorar. Color, brillo, limpieza, intensidad, edad, acidez, clase de uva, graduación alcohólica, burbujeo…
Con la copa inclinada, servimos un tercio de esta. Examinando la limpidez del vino, decidiendo si es necesaria una decantación previa. Si carece de dicha necesidad, contoneamos el contenido observando su color y espesor de lágrima.
Lágrima se le denomina al rastro que el vino deja en la copa al ser removido. Va vinculado directamente a su densidad. Cuanto más rápido cae, menos graduación alcohólica posee y, al contrario.
La cromática denota aproximadamente la edad del vino. El vino como “producto vivo” que es, permuta con el paso del tiempo, modificando su paladar y tonalidad. Generalmente los tintos se van aclarando con la veteranía. Lo contrario les acontece a los blancos.
La evolución del pigmentado de los diferentes vinos suele seguir el siguiente proceso. Tintos: en los más jóvenes predominan los tonos violáceos y con su madurez adquieren matices más cobrizos. Blancos y cavas: en su pubertad priman los amarillos pajizos y a medida que envejecen adquieren tonalidades dorados anaranjados. Rosados: los noveles tienden hacia rosa pálido que con el transcurrir del tiempo van adquiriendo fresas cada vez más intensos. Transformándose en anaranjados para culminar con el color piel de cebolla. Finos: los jóvenes poseen un amarillo aceitunado para concluir con amarillo dorado.
La Cata Olfativa
Para continuar manejando el olfato, para muchos se trata de la fase más sustancial y decisiva.Con el cuál podremos apreciar hasta tres tipos diferentes de aromas. Los “primarios” procedentes de la variedad de la uva. Los “secundarios” que denotan su fermentación. Seguidamente, si los posee teniendo en cuenta su calidad. Se pueden percibir los “terciarios”, con los cuales podemos extraer los múltiples matices aromáticos. Como pueden ser: florales, vegetales, madera, frutos secos, especiados, etc. Que nos vienen a indicar la crianza, ya sea en barrica, botella o ambas.
Las diferentes percepciones manifestadas en los precedentes aromas, suelen ser más persistentes en los secundarios y terciarios que en los primarios. Un vino que alcanza la revelación de sus aromas terciarios goza de una indudable reputación y es dueño de un gran “bouquet”. Los mejores vinos son siempre aromáticos y complejos.
Existe una peculiar fragancia fundada en la crianza del vino, estimulada por su reducción en botella. Provocada por la reacción de éste al carecer de oxígeno. Dicho tufo, si posee una reducción desmedida, queda descartado al airear la botella. Descorchándola con anterioridad al servicio, o una vez servido en copa.
Sobresale una técnica muy usual, entre los magnates de la cata. Para apreciar con mayor magnitud los aromas por vía retronasal. Consiste en inspirar aire por la boca, mientras el pequeño sorbo permanece en ella y espirándolo por la nariz.
Cata Gustativa, y de tacto
Terminando en la fase gustativa, que consiste en sorber una reducida cantidad de vino, removiendo en boca con la lengua. Pudiendo apreciar sus cuatro sabores esenciales: dulce, salado, ácido y amargo. Éste último es provocado por los taninos. Encargados de que los virtuosos tintos alcancen un retrogusto amargo con una leve aspereza. Indicativos de alta calidad y carácter. Se dice que nos encontramos frente a un vino “redondo” cuando alcanza un justo equilibrio entre sus cuatro sabores básicos.
En boca se posee la facultad de percibir la diversidad de graduación alcohólica. En virtud de que el alcohol provoca una sensación cálida y dulce.
Igualmente participa el sentido del tacto. En este acontecimiento la lengua goza de dicho privilegio. Revelando información sobre varios factores como pueden ser la densidad o cuerpo del vino. Sus dos variantes de temperatura. a) La física a la que se encuentra el vino y b) la táctil o sensación seudotérmica motivada por su composición. Cuando su paso de boca resulta apacible y suave estamos ante un vino sedoso o aterciopelado. Si acontece lo contrario se designa como áspero o astringente. Incluso vía táctil podemos percibir sus gases carbónicos y turbidez.
Una vez recreados todos los sentidos anteriormente descritos, durante el proceso de la cata, el sorbo de vino que permanece en boca puede ser ingerido o esputado. Utilizando ésta última técnica evitamos que el alcohol pase a la sangre. Sin que ello provoque la pérdida de sensación alguna para poder continuar la cata con total efectividad.
Cómo disfrutar con los distintos tipos de Cata
Tipos de cata que nos podemos encontrar:
“Cata de raíz” en la cual los enólogos analizan tomando muestras de las barricas. Analizando la evolución de los vinos durante su crianza.
“Cata vertical” que consiste en degustar el mismo vino, pero de diferentes añadas. Verificando su evolución a lo largo de los diferentes años.
“Cata horizontal” durante la cual experimentamos con diferentes vinos de la misma añada y denominación de origen. Pudiendo cotejar las distintas elaboraciones y calidades de uva empleada.
“Cata ciega” se trata de probar diferentes vinos desconociendo su procedencia. Para posteriormente redactar las sensaciones surgidas y asignar sus correspondientes evaluaciones. Tratando de descubrir sus propiedades, careciendo de todo tipo de información sobre el mismo.
Anímate a saber cómo disfrutar de la cata
No existe la necesidad de un esmerado conocimiento enológico para el disfrute del vino. En cambio, sí es necesario estar predispuesto para poder apreciarlo. Se está relegando la opinión de que únicamente los poseedores de dichos conocimientos gocen del privilegio de poder comparecer a las catas de vino. Hecho por el cual se te invita a ti, lector, a que te animes a disfrutar de esta gratificante experiencia.
Y hasta aquí esta mini guía de Cómo disfrutar de la cata y a ser todo un experto o experta en la cata de vinos. Recuerda que hasta los más prestigiosos catadores, sumilleres y degustadores tuvieron que dar su primer paso en su día. Que hoy sea el primero para ti si así lo quieres. Te aseguro que este mundo del vino merece la pena ser descubierto, conocido y disfrutado.
¡Salud!
Por Rafa G. L.
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Se recomienda el consumo moderado y con responsabilidad y recuerda que está prohibido para menores de edad según la legislación de cada país.
Me ha gustado tu artículo Rafa. Es claro y muy didáctico.
Gracias por la claridad de tus explicaciones, siempre me ha gustado el mundo del vino pero sin conocer en profundidad lo que es una cata
Muchas gracias Sergio! encantados de que te haya gustado el artículo de Rafa G.L. que ya anda preparando más cosas. Vuelve por aquí que estaremos encantados Sergio.